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miércoles, 16 de diciembre de 2015

FORT APACHE

(Fort Apache)  - 1948

Director: John Ford.
Guión: Frank S. Nugent.

Intérpretes:
- John Wayne: Capitán Kirby York
- Henry Fonda: Coronel Owen Thursday
- Shirley Temple: Philadelphia
- John Agar: Teniente O’Rourke
- Ward Bond: Sargento Mayor O’Rourke
- Victor McLaglen: Sargento Festus Mulcahy
- Pedro Armendáriz: Sargento Beafourt
- George O’Brien: Capitán Sam Collingwood

Música: Richard Hageman.
Productora: Argosy Pictures
País: Estados Unidos

Por: Jesús Cendón. Nota: 9

“Con todos los respetos señor, si los ha visto no eran apaches”. (Capitán Kirby York). 

El filme es el primero y para muchos el mejor (yo tengo mis dudas porque también me gusta mucho “La legión invencible” en original “She wore a yellow ribbon”) de la famosa trilogía de John Ford sobre la caballería estadounidense. Trilogía que se completaría en 1950 con “Rio Grande”.


La película adapta el relato “Masacre”, levemente inspirado en la batalla de Little Big Horn, del prolífico escritor de relatos y novelas del oeste James Warner Bellah (cuento editado junto con otros relatos y una novela corta en la colección Frontera de Valdemar) a través de un gran guion de Frank S. Nugent (habitual en los filmes de Ford) en el que, además del desarrollo ejemplar de la historia, destaca la multitud de personajes, todos ellos perfectamente trabajados (por lo que he leído Ford le obligó a escribir una biografía para cada uno de ellos, incluidos los secundarios) y la profunda labor de investigación sobre la caballería estadounidense que revierte en un gran realismo.

























Dos cuestiones, que no figuran en el relato de Bellah, cobran vital importancia en la película:

- El retrato de la caballería, y por extensión del ejército, que lleva a cabo Ford; puesto que, la guarnición al estar aislada del mundo civilizado se configura como un microcosmos en el que reina la armonía entre las distintas clases sociales representadas por los oficiales (burguesía) y los suboficiales y tropa (proletariado), interrelacionándose los miembros de ambas clases de forma natural sin que se produzcan conflictos entre ellos; de tal forma que, prácticamente, se comportan como una gran familia. Sólo un personaje se mantiene al margen, el coronel Owen Thursday. Nos encontramos ante un oficial amargado al haber caído en desgracia que persigue recuperar el prestigio perdido a través de una campaña militar exitosa contra los indios y paradójicamente, por su prepotencia, acabará con la mayor parte de los miembros de esa comunidad (el paralelismo con George Armstrong Custer es evidente). Su sentimiento de pertenecer a una clase elevada y su rechazo a relacionarse con el “proletariado” se manifiesta en su actitud al conocer la relación existente entre su hija y el teniente O’Rourke, procedente de una familia modesta (su padre es el sargento mayor); por lo que niega, además, la capacidad de un individuo para ascender de clase social. Igualmente su clasismo se revela en el baile de los suboficiales al mostrar su contrariedad por tener que abrir el mismo junto a la esposa del sargento mayor O’Rourke.

























Relacionado con esta cuestión se encuentra el alegato final del capitán Kirby York al ensalzar, como ya había hecho Ford en boca de la familia Joad en la indispensable “La uvas de la ira”, la labor de la tropa-proletariado en la conquista del Oeste; es, en definitiva, el pueblo el que con su esfuerzo y su sangre construyó los Estados Unidos.

- La visión de los nativos estadounidenses. Nos encontramos ante uno de los primeros westerns revisionistas en el que se reivindica la figura de los indígenas. Así, estos pasan de ser una simple amenaza abstracta para presentárnoslos como unos individuos caracterizados por su dignidad, nobleza, honorabilidad y fidelidad a la palabra dada. Engañados por el hombre blanco, representado en el funcionario a cargo de la reserva, se alzarán en armas al no encontrar respuesta ante un obcecado Thursday a sus justas reivindicaciones.

























Además, la dirección de Ford roza la perfección, tanto en los exteriores con proliferación de las panorámicas y la sabia utilización de la grúa que le permite retratar magníficamente su querido Monument Valley, como en los interiores con sus bellos y típicos encuadres (la secuencia del baile es en sí una pequeña obra maestra). Además nadie como él para combinar escenas épicas (¡Qué maestría en la secuencia de la persecución del carro por los indios!) con escenas de tono más intimista (preciosa la llegada a casa del novato teniente O’Rourke y cómo se levanta despacio su padre, un suboficial, mientras le mira henchido de orgullo y emoción ya que su hijo ha conseguido convertirse en un oficial) y con otras marcadamente humorísticas tan propias de su cine.
























Técnicamente la película tiene un nivel altísimo, ya que cuenta con una preciosa fotografía en blanco y negro de Archie Stout (¡qué belleza ver a los soldados recortados en el horizonte mientras se dirigen a la muerte!) y una gran dirección artística fruto de la citada labor de investigación.



Por lo que respecta a la banda sonora me ha parecido estupenda y está a la altura del resto de elementos del film, combinando temas originales de Richard Hageman con marchas militares (entre otras suena “She wore a yellow ribbon”) y canciones de la época, característica habitual de las bandas sonoras de los films de Ford.



En cuanto al elenco de actores, el western está encabezado por dos grandes estrellas que protagonizan un duelo interpretativo de gran altura: John Wayne como el cercano y humano capitán Kirby York, un oficial respetuoso con el enemigo que intentará evitar la guerra a toda costa; y Henry Fonda como el arrogante, clasista, estricto y ambicioso coronel Owen Thursday, representante de los oficiales despóticos y tiránicos, que en su prepotencia se mostrará incapaz de entender la idiosincrasia del puesto fronterizo al que fue destinado y subestimará fatalmente al enemigo. Junto a ellos, arropándolos perfectamente, parte de los habituales del cine de Ford: Ward Bond (soberbio como casi siempre), Victor McLaglen (magnífico en un papel bastante cómico), Jack Pennick, Hank Worden y George O’Brien como el oficial que conoce el secreto de Thursday. Quizás los más flojos sean Shirley Temple y John Agar, matrimonio en la vida real, que interpretan a una pareja de enamorados.



Por último tengo que referirme al amargo final que en cierto modo anticipa al de “El hombre que mató a Liberty Valance” (“The man who shot Liberty Valance”), puesto que una vez que nos ha relatado la verdad de los hechos nos muestra cómo llegan éstos de forma diferente al pueblo convirtiéndose en leyendas poco ajustadas a la realidad, y es que ya se sabe: “Esto es el Oeste y cuando los hechos se convierten en leyenda no es bueno imprimirlos”.



























Ford, Wayne, Fonda, la caballería, el Monument Valley…la épica y la lírica de la conquista del Oeste narrada por el mejor director de la Historia del Cine. Eso es Fort Apache.


FOTOS:

TRAILER

FORT APACHE

(Fort Apache)  - 1948

Director: John Ford.
Guión: Frank S. Nugent.

Intérpretes:
- John Wayne: Capitán Kirby York
- Henry Fonda: Coronel Owen Thursday
- Shirley Temple: Philadelphia
- John Agar: Teniente O’Rourke
- Ward Bond: Sargento Mayor O’Rourke
- Victor McLaglen: Sargento Festus Mulcahy
- Pedro Armendáriz: Sargento Beafourt
- George O’Brien: Capitán Sam Collingwood

Música: Richard Hageman.
Productora: Argosy Pictures
País: Estados Unidos

Por: Jesús Cendón. Nota: 9

“Con todos los respetos señor, si los ha visto no eran apaches”. (Capitán Kirby York). 

El filme es el primero y para muchos el mejor (yo tengo mis dudas porque también me gusta mucho “La legión invencible” en original “She wore a yellow ribbon”) de la famosa trilogía de John Ford sobre la caballería estadounidense. Trilogía que se completaría en 1950 con “Rio Grande”.


La película adapta el relato “Masacre”, levemente inspirado en la batalla de Little Big Horn, del prolífico escritor de relatos y novelas del oeste James Warner Bellah (cuento editado junto con otros relatos y una novela corta en la colección Frontera de Valdemar) a través de un gran guion de Frank S. Nugent (habitual en los filmes de Ford) en el que, además del desarrollo ejemplar de la historia, destaca la multitud de personajes, todos ellos perfectamente trabajados (por lo que he leído Ford le obligó a escribir una biografía para cada uno de ellos, incluidos los secundarios) y la profunda labor de investigación sobre la caballería estadounidense que revierte en un gran realismo.

























Dos cuestiones, que no figuran en el relato de Bellah, cobran vital importancia en la película:

- El retrato de la caballería, y por extensión del ejército, que lleva a cabo Ford; puesto que, la guarnición al estar aislada del mundo civilizado se configura como un microcosmos en el que reina la armonía entre las distintas clases sociales representadas por los oficiales (burguesía) y los suboficiales y tropa (proletariado), interrelacionándose los miembros de ambas clases de forma natural sin que se produzcan conflictos entre ellos; de tal forma que, prácticamente, se comportan como una gran familia. Sólo un personaje se mantiene al margen, el coronel Owen Thursday. Nos encontramos ante un oficial amargado al haber caído en desgracia que persigue recuperar el prestigio perdido a través de una campaña militar exitosa contra los indios y paradójicamente, por su prepotencia, acabará con la mayor parte de los miembros de esa comunidad (el paralelismo con George Armstrong Custer es evidente). Su sentimiento de pertenecer a una clase elevada y su rechazo a relacionarse con el “proletariado” se manifiesta en su actitud al conocer la relación existente entre su hija y el teniente O’Rourke, procedente de una familia modesta (su padre es el sargento mayor); por lo que niega, además, la capacidad de un individuo para ascender de clase social. Igualmente su clasismo se revela en el baile de los suboficiales al mostrar su contrariedad por tener que abrir el mismo junto a la esposa del sargento mayor O’Rourke.

























Relacionado con esta cuestión se encuentra el alegato final del capitán Kirby York al ensalzar, como ya había hecho Ford en boca de la familia Joad en la indispensable “La uvas de la ira”, la labor de la tropa-proletariado en la conquista del Oeste; es, en definitiva, el pueblo el que con su esfuerzo y su sangre construyó los Estados Unidos.

- La visión de los nativos estadounidenses. Nos encontramos ante uno de los primeros westerns revisionistas en el que se reivindica la figura de los indígenas. Así, estos pasan de ser una simple amenaza abstracta para presentárnoslos como unos individuos caracterizados por su dignidad, nobleza, honorabilidad y fidelidad a la palabra dada. Engañados por el hombre blanco, representado en el funcionario a cargo de la reserva, se alzarán en armas al no encontrar respuesta ante un obcecado Thursday a sus justas reivindicaciones.

























Además, la dirección de Ford roza la perfección, tanto en los exteriores con proliferación de las panorámicas y la sabia utilización de la grúa que le permite retratar magníficamente su querido Monument Valley, como en los interiores con sus bellos y típicos encuadres (la secuencia del baile es en sí una pequeña obra maestra). Además nadie como él para combinar escenas épicas (¡Qué maestría en la secuencia de la persecución del carro por los indios!) con escenas de tono más intimista (preciosa la llegada a casa del novato teniente O’Rourke y cómo se levanta despacio su padre, un suboficial, mientras le mira henchido de orgullo y emoción ya que su hijo ha conseguido convertirse en un oficial) y con otras marcadamente humorísticas tan propias de su cine.
























Técnicamente la película tiene un nivel altísimo, ya que cuenta con una preciosa fotografía en blanco y negro de Archie Stout (¡qué belleza ver a los soldados recortados en el horizonte mientras se dirigen a la muerte!) y una gran dirección artística fruto de la citada labor de investigación.



Por lo que respecta a la banda sonora me ha parecido estupenda y está a la altura del resto de elementos del film, combinando temas originales de Richard Hageman con marchas militares (entre otras suena “She wore a yellow ribbon”) y canciones de la época, característica habitual de las bandas sonoras de los films de Ford.



En cuanto al elenco de actores, el western está encabezado por dos grandes estrellas que protagonizan un duelo interpretativo de gran altura: John Wayne como el cercano y humano capitán Kirby York, un oficial respetuoso con el enemigo que intentará evitar la guerra a toda costa; y Henry Fonda como el arrogante, clasista, estricto y ambicioso coronel Owen Thursday, representante de los oficiales despóticos y tiránicos, que en su prepotencia se mostrará incapaz de entender la idiosincrasia del puesto fronterizo al que fue destinado y subestimará fatalmente al enemigo. Junto a ellos, arropándolos perfectamente, parte de los habituales del cine de Ford: Ward Bond (soberbio como casi siempre), Victor McLaglen (magnífico en un papel bastante cómico), Jack Pennick, Hank Worden y George O’Brien como el oficial que conoce el secreto de Thursday. Quizás los más flojos sean Shirley Temple y John Agar, matrimonio en la vida real, que interpretan a una pareja de enamorados.



Por último tengo que referirme al amargo final que en cierto modo anticipa al de “El hombre que mató a Liberty Valance” (“The man who shot Liberty Valance”), puesto que una vez que nos ha relatado la verdad de los hechos nos muestra cómo llegan éstos de forma diferente al pueblo convirtiéndose en leyendas poco ajustadas a la realidad, y es que ya se sabe: “Esto es el Oeste y cuando los hechos se convierten en leyenda no es bueno imprimirlos”.



























Ford, Wayne, Fonda, la caballería, el Monument Valley…la épica y la lírica de la conquista del Oeste narrada por el mejor director de la Historia del Cine. Eso es Fort Apache.


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